martes, 22 de febrero de 2011

Haces mi cama,

limpias mis pisos,

bañas, vistes

y entalcas a mis hijos.

Lavas mis ollas,

mi baño,

hasta mis calzones

y sus calzoncillos.

Revisas tareas,

escuchas reclamos,

calientas almuerzos,

y los lechos fríos.

Por un salario de mierda

¿y todavía me llamas señora?

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