Demos la cara.
Esa llena de barros y espinillas,
de nariz chata o respingada,
con patas de gallo o estirada.
Demos la cara.
Redonda, ovalada o alargada,
cachetona o escurrida,
sucia o limpia, fea o linda.
Demos la cara.
De labios rajados o jugosos,
con o sin dientes,
torcidos, amarillos
o blancos relucientes.
Demos la cara.
Para decir: ¡Basta!
Dejá de chingarme,
dejá de mentirme,
de explotarme,
de manipularme,
de usarme.
Dejá de denigrarme,
de humillarme,
dejá de darme ordenes,
dejá de reprimirme.
Dejá de atemorizarme,
de amordazarme,
de discriminarme,
de evadirme.
Dejá de violarme,
de matarme,
dejá de esconderme,
de invisibilizarme.
Dejá de darme tanta paja,
de creer que soy pendeja,
dejá de controlarme,
dejame en paz para siempre.
Dejá de hacerte el imbécil,
haciendo como que te es muy fácil,
seguir indefinidamente,
queriéndome ver la cara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario